domingo, 2 de mayo de 2010


No se puede escribir ya de ninguna forma y en ningun lugar. Escuchando bob dylan las cosas se ven un poco mejor pero aun asi la nostalgia de algun momento que ya no recuerdo, que quizá nunca existió, me asecha y me sigue asechando, con ganas de no dejar de decir groserias, aquí en el papel como afuera en la calle, a los que pasan, cuestionarlos, traspasarles lo que siento y lo que no siento. El viento idiota de los campos cubiertos por maiz y girasoles que nunca me ha tocado y que me avandonó desde el año 2004 cuando me fui de todo por primera vez y en solitario.

Ya no quiero pensar así, no quiero estar en ningun lado mas que en lugares desconocidos con gente desconocida. No quiero ir con mi familia, no quiero ir con mis amigos. Verlos a los dos es un recordatorio de lo infeliz que soy en estos momentos. Y para refujiarme de la infelicidad me hago indiferente, como para esconderme de mi mismo tambien me hago indiferente.

No hay nada que hacer en todo el día. No hay nada que hacer en todo el día. No hay nada que hacer en todo el día mas que verlo pasar. No hay nada nuevo bajo el sol. No hay nada que me sorprenda. No hay nadie a quien quiera ver que no sea ella y aun asi no la quiero ver porque no se qué decirle ni qué hacer. No tengo ganas de nada que se me pueda ocurrir. Lo único que quisiera es salir y tomar café. Escribir y leer en alguna cafetería que no conosco. En alguna cafetería de carretera con alguna mochila en mano. Desayunar y escribir. Desayunar y escribir. Desayunar y escribir. Desayunar y escribir. Gastarme todo mi dinero. Gastarme todo mi dinero. Conseguir trabajo y trabajar cargando cosas. Conocer a gente nueva. Tomar café en otro lado. Tomar café en otro lado. Tomar café en otro lado.