lunes, 20 de diciembre de 2010

Ácido, en tres movimientos

I.

Metro Ciudad de México
Colores fosforescentes
Dos gotas de Ácido en diferentes dosis,
una en la tarde,
la última a las Ocho pm
(son cerca de las diez de la noche).
Canción de Girls just want to have fun en el sonido ambiente
y alguna gente, hombres, bailándola—
supongo que están en condiciones similares a las mías.

Sombras que se multiplican por tres en varias dimensiones:
físicas, de color, audiovisual.
Los rojos resaltan mucho más
Es mucho.
O lo blanco, lo no opaco,
como si estuviera bajo un filtro de luz roja permanente.
La canción que sigue en el sonido del metro es la de
Rocky
Eye of the Tiger
Viernes, ¿o sábado?
En la Ciudad de México.

II.

Venía recordando Fruitville mientras bajaba por el Ajusco.
Toda esa crudeza mexicana
y de tierra,
de barrio,
de estar en la calle y que la calle no sea un espacio privado
(o no sea uno público donde a lo privado
le guste o prefiera sus silencios).

Me imaginé a una extranjera en el mismo viaje
Una Emily, una Ellen, una Bettina al lado de mi.
Como turistas ambos en un lugar en donde yo al menos hablaba la lengua
(extra oficial)
del lugar.

III.

Regina. Bajado del Metro. Con los ojos dilatados. Al lado de un lugar hipster cantan a coro “El rey”, y frente a ellos hay como una exposición u ópening en el Antiguo Claustro de Sor Juana. Las parejas y no parejas modernas pasan por la calle peatonal. Enfrente de mi están unos murales del Holow, Luz, Zombra SSS (¿) ODN, y como siempre la gente se va. O también yo me separo y busco el lugar más obscuro para ponerme a escribir, fumar un cigarro y tomar una cerveza. Me llama Magda, pregunta cómo estoy, le digo que bien, que por el centro de la ciudad, que el lunes he quedado con Manuel antes de irme para platicar. Se siente el bajón del ácido y la noche a penas comienza. Me comí una pastilla de clonazepam completa al medio día, también, luego medio ácido holandés a media tarde y lo que sobró del papel antes de salir. Todo el camión hasta Viveros, luego todo el Metro hasta Isabel la Católica. Es sábado por la noche. Mi último sábado en el DF antes de que acabe el año. Tengo cigarrillos, dinero para el regreso (o lo que venga), y 2/3 de botella de Whiskey en mi mochila. La espectativa de la noche es sobrevivirla hasta que abra el metro y regresar a casa. Luego comienza el verdadero escape de aquí, aunque ya inició hace unas horas.